lunes, 7 de noviembre de 2016

La mujer de Nora II

Le musique: Darlings - Susanne Sundfør.
 
Nora se sumergió en el mundo blogger tenía 19 años, aprendía a tocar el violín, buscando información sobre las escalas y acordes dió con un Blog peculiar de una chica violista que vivía en el norte del país, leyó un par de entradas y se enamoró de la redacción, las fotografías, el carisma de la persona, aquellos blogs formaban una comunidad de músicos que compartían anécdotas orquestales, chistes, se enviaban cartas y partichelas entre ellos, Nora quiso adentrarse en ese mundo y lo logró formó parte de la comunidad como violinista, ahi conocío al chico pianista-gamer uno de los mejores cronistas de la vida cotidiana, del cuál se volvió amiga inseparable. 

Cada tarde, noche y madrugada Nora y el chico pianista platicaban, soñaban, cantaban... 
Entre solfeos, acordes, biología algún día planeaban visitarse.
 
Nora en ese entonces leía mucho a Cortázar, Jean Cocteau, Xavier Villaurrutia, Hesse, Koyré, Freire, entre otros, Nora había pertenecido al taller de teatro más importante de su ciudad, vivía entre cafés y cigarillos y las fotografías eroticas de Helmunt Newton, su pasatiempo era hacer collage en sus carpetas de la facultad y la orquesta con fotos de él. Nora vivía entre musica orquestal de Beethoven, Holst, Hegel y el poco Jazz que comenzaba a oir.
 
Una noche de tantas con su chico pianista, él le comentó sobre una colega que vivía en la misma ciudad de Nora, la chica era fagotista y extraña. Nora inmediatamente la relacionó con sus colegas de la orquesta, habían tenido pocas oportunidades reconocerse entre todos pues habia ensayos seccionales y por lo tanto Nora no tenía bien claro quien era la chica extraña. Así que, se dispuso a observar quien podría ser, eran pocos fagotistas en la ciudad y solo una era mujer, no habría confusión. 

Nora espero con cierto nerviosismo el día del ensayo, nunca imagino que le cambiaría la vida.
 
*Nunca espero que los atardeceres, los tés con olor a vainilla, la calles de cantera, los días despeinados y los conciertos esperando a su chica serían los más felices de su vida.

Nora estaba parada en el filo del escenario, hacia un poco de frío porque justo habia llovido durante el ensayo, con la mente en blanco con su violín a cuestas, su carpeta de Helmunt en el brazo derecho,
sintió un jalón, alguien había tocado su carpeta sin permiso.

"¿Es Helmunt Newton? Es raro que alguién conozca este fotografo, me agradas..."

2 comentarios:

Enamorana dijo...

No odias a la gente que encaja como la pieza que te falta?????

Y de lo que comentas en mi blog... yo ni me acordaba de esa golpiza... mal por mi...

Erika M dijo...

Precioso... maldita y bendita sea la gente que nos hace quererles.
Un beso enorme, la niña perdida.

Laura Makabresku

Laura Makabresku